La
música forma parte de mi vida a una escala que a veces me resulta difícil
explicar con palabras, a veces solo lo puedo explicar con una canción precisamente.
Escuchar música para transporte a otra realidad que a su vez has formado en tu
cabeza a raíz de una canción que has escuchado en alguna parte. Guión y banda
sonora entrelazados perfectamente y haciéndome muy difícil averiguar cuál de
los dos surgió primero en mi pequeño mundo, en mi pequeña historia.
Podría
empezar contando que hay una chica que se llama Florencia y que tiene una
máquina de hacer música. Y como cantaban The Beatles: and I love her! No hay más palabras para describir lo que siento
cada vez que escucho una canción de Florence+the machine.
Descubrí
a esta formación musical allá por el
año 2010, mientras recopilaba canciones
de pop y rock indie por internet. Hay canciones que cuando las escuchas la
primera vez te bastan solamente unos segundos y acordes para que te atrapen y
para que sepas que te van a acompañar siempre. Se unirán a un recuerdo dentro
de tu cabeza y ahí vivirán eternamente, en una especie de mp3 neuronal con
antiborrado de por vida incluído. No sabría decir con palabras a donde me llevó
“Cosmic Love” la primera vez que la escuché: A falling star fell from your heart and landed in my eyes… Sólo que
que sentí que tenía un significado tan real, que la melodía que la acompañaba era tan mágica,
y que la voz de Florence Welsh era tan poderosa, que desde entonces esta
canción tiene un hueco permanente
asignado en ese mp3 tan personal.
A
raíz de esto, comencé a investigar por Internet y descubrí que eran una banda
inglesa con vocalista femenina que mezclaba varios géneros y que habían sacado
su primer disco “Lungs” justo un año antes, en 2009. Lo escuché entero y lo
volví a escuchar, escuché un disco de caras b con versiones de Florence de
canciones famosas ( aviso para los nostálgicos de los 90: su versión del “Addicted
to Love” de Robert Palmer es tan genial que hace que te olvides de la original
y que desaparezca de tu cabeza esa visión de Tom Cruise bailándola mientras
preparaba cocktails), escuché colaboraciones de Florence con otros artistas (
increíble con Calvin Harris en “Sweet Nothing”) y escuché su participación en
la banda sonora de “El gran Gatsby” con “Over the Love”.
Aunque
son un grupo británico, no hay ni una sola canción de ellos que a mí no me
lleve volando directamente a Nueva York. La culpable de eso soy yo que he visto
las diferentes temporadas de Gossip
Girl, serie cuya banda sonora está repleta de canciones de Florence+the
machine, hasta que los dvds han rozado
el desgaste: Una canción te transporta a una fiesta playera de una residencia
universitaria , otra a una persecución en limousina, y otra a una superfiesta
en un hotel. Siempre he pensado que la música obra milagros, cosas imposibles
que van más allá de “transportarte” a otra ciudad. Hay sitios donde no podrás
llegar jamás ni con aviones ni con pasaportes, hay sitios a donde solamente te
lleva la música.
En
definitiva, Florence+the machine me hicieron descubrir no solo una banda más,
sino una música y una forma de hacerla completamente diferente. Estoy segura de
que siempre serán un grupo especial para mí, cuando escuche alguna canción de
ellos en algún momento “remember” dentro de algunas décadas .
No hay comentarios:
Publicar un comentario