Hace unos días, recibí una
invitación en mi correo electrónico para acudir al evento que iba a tener
lugar en la Cámara de Comercio de
Sevilla, con motivo de la clausura/ inicio de los cursos que organizan anualmente.
La empresa en la que trabajo colabora con ellos cada año con la formación en
prácticas de los alumnos que cursan los masters de la Cámara y yo me encargo de
estar en contacto con ellos, del proceso de selección de los alumnos y de su
posterior formación práctica en Recursos Humanos en nuestra oficina de Sevilla.
Para mí, que me encantan todas
estas cosas, es un honor que me tengan en cuentan y quieran que esté presente
en su día especial, así que rápidamente les dije que sí. Pero detrás de ese “rápidamente”
había un detalle que no he mencionado aún: la invitación que recibí indicaba que el
evento contaba con una invitada de excepción que daría una charla que llevaba
por título “Comunicar o desaparecer”…
Quizás este título sea típico,
quizás sea una combinación de palabras que ya se han usado demasiadas veces y
quizás, por ambas cosas, no haya que ser una lince para suponer de que va
a tratar una charla que lleve ese nombre.
No obstante, yo personalmente pienso que de todo, por muy familiar que de
entrada nos pueda parecer, se puede sacar algo nuevo, y el pasado Jueves acudí
puntual.
En plena era de la comunicación
digital, ¿es necesario que nos sigan recordando cómo funciona todo?
Posiblemente sea más necesario que nunca: Redes sociales infinitas nos conectan
a diario de mil maneras y formas posibles: vía Facebook, via Twitter, vía
WhatsApp, vía Instagram, vía Tumblr, vía blogs, vía Youtube… Si quisiéramos
hacer un recuento, así a ojo, nos costaría trabajo saber cuántos pensamientos,
fotos, frases, estados de ánimos hemos publicado/enviado/compartido en…una
semana? Un mes?....y en un año? Desde tropecientos mil a ninguno en absoluto,
que hay de todo. Las vías que utilizamos
realmente dan lo mismo, he mencionado las de más arriba porque son las famosas
a día de hoy, porque realmente todos llevamos toda la vida contando a los demás
cosas de nosotros mismos, solamente hemos cambiado el escenario. Hemos
sustituído el sofá y la taza de café con un amigo, por una pantalla de WhastApp
y no porque nos hayamos convertido en humanos esclavos de la tecnología , como
vaticinaban aquellas películas futuristas de los 70, sino porque a lo mejor ese
amigo vive ahora en la otra punta del
mundo a millones de kilómetros de ti. Pero la intención no ha cambiado,
seguimos queriendo comunicar algo.
Cuando abrí mi cuenta de
Facebook, la de Twitter, la de Instagram y sobre todo cuando empecé este blog,
me preocupaba lo que iba a acabar comunicando de mí: La idea que cada uno de
vosotros que me estáis leyendo os iríais formando de mí a través de mis fotos y
mis palabras, que a su vez relatan la vida que llevo, las cosas que hago, lo
que siento, lo que pienso, lo que me gusta, lo que detesto… Y os confieso que
me sentí desnuda no….lo siguiente! Me sentí
como un maniquí detrás del cristal de un escaparate donde me iban a
observar , a valorar (que juzgar no me gusta!)para bien o para mal, o a pasar
de largo e ignorar por completo. Contemplé los dos caminos que había, porque
por mucho que haya avanzado la tecnología, ya desde los tiempos de Hamlet todo
se reduce siempre a dos caminos: ser o no ser, estar o no estar. Podía dar
media vuelta, no seguir adelante con el blog y dejar todas mis ideas y
experiencias dentro de mi cabeza para siempre sin permitir que nadie las
conozca….o podía confiar, dejar que todo eso fuera saliendo y compartir lo que
escribo, lo que fotografío y lo que hago, con todo el mundo literalmente. Y como veis, ganó el SER y el
ESTAR. Una amiga me habló entonces del toque egocéntrico que había en todo
esto, y le estuve dando vueltas hasta que llegué a la conclusión de que no era
exactamente ego o querer ser protagonista, era nada más y nada menos que querer
estar, más allá del tiempo que pase y más allá de todo. Es el “plantar un
árbol, escribir un libro y tener un hijo” de la era de la tecnología:
permanecer.
Por todo este rollo que os he
soltado, fue todo un placer y toda una fuente de inspiración haber podido
escuchar el pasado Jueves a la periodista Raquel Sánchez Silva en su ponencia
“Comunicar o desaparecer” en la Cámara de Comercio de Sevilla. Sus palabras,
acerca de la importancia de ser realmente uno mismo en todas aquellas situaciones
que nos encontremos, que hagamos y que , en resumen, comuniquemos, son las que me han servido para mirar dentro
de mí y ver que yo soy una de esas personas que definitivamente, no quieren
“desaparecer”.
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