domingo, 12 de octubre de 2014

Comunicar o desaparecer, esa es la cuestión...


Hace unos días, recibí una invitación en mi correo electrónico para acudir al evento que iba a tener lugar  en la Cámara de Comercio de Sevilla, con motivo de la clausura/ inicio de los cursos que organizan anualmente. La empresa en la que trabajo colabora con ellos cada año con la formación en prácticas de los alumnos que cursan los masters de la Cámara y yo me encargo de estar en contacto con ellos, del proceso de selección de los alumnos y de su posterior formación práctica en Recursos Humanos en nuestra oficina de Sevilla.
 
 

Para mí, que me encantan todas estas cosas, es un honor que me tengan en cuentan y quieran que esté presente en su día especial, así que rápidamente les dije que sí. Pero detrás de ese “rápidamente” había un detalle que no he mencionado aún:  la invitación que recibí indicaba que el evento contaba con una invitada de excepción que daría una charla que llevaba por título “Comunicar o desaparecer”…

Quizás este título sea típico, quizás sea una combinación de palabras que ya se han usado demasiadas veces y quizás, por ambas cosas, no haya que ser una lince para suponer de que va a  tratar una charla que lleve ese nombre. No obstante, yo personalmente pienso que de todo, por muy familiar que de entrada nos pueda parecer, se puede sacar algo nuevo, y el pasado Jueves acudí puntual.


 

En plena era de la comunicación digital, ¿es necesario que nos sigan recordando cómo funciona todo? Posiblemente sea más necesario que nunca: Redes sociales infinitas nos conectan a diario de mil maneras y formas posibles: vía Facebook, via Twitter, vía WhatsApp, vía Instagram, vía Tumblr, vía blogs, vía Youtube… Si quisiéramos hacer un recuento, así a ojo, nos costaría trabajo saber cuántos pensamientos, fotos, frases, estados de ánimos hemos publicado/enviado/compartido en…una semana? Un mes?....y en un año? Desde tropecientos mil a ninguno en absoluto, que hay de todo.  Las vías que utilizamos realmente dan lo mismo, he mencionado las de más arriba porque son las famosas a día de hoy, porque realmente todos llevamos toda la vida contando a los demás cosas de nosotros mismos, solamente hemos cambiado el escenario. Hemos sustituído el sofá y la taza de café con un amigo, por una pantalla de WhastApp y no porque nos hayamos convertido en humanos esclavos de la tecnología , como vaticinaban aquellas películas futuristas de los 70, sino porque a lo mejor ese amigo vive ahora  en la otra punta del mundo a millones de kilómetros de ti. Pero la intención no ha cambiado, seguimos queriendo comunicar algo.

Cuando abrí mi cuenta de Facebook, la de Twitter, la de Instagram y sobre todo cuando empecé este blog, me preocupaba lo que iba a acabar comunicando de mí: La idea que cada uno de vosotros que me estáis leyendo os iríais formando de mí a través de mis fotos y mis palabras, que a su vez relatan la vida que llevo, las cosas que hago, lo que siento, lo que pienso, lo que me gusta, lo que detesto… Y os confieso que me sentí desnuda no….lo siguiente! Me sentí  como un maniquí detrás del cristal de un escaparate donde me iban a observar , a valorar (que juzgar no me gusta!)para bien o para mal, o a pasar de largo e ignorar por completo. Contemplé los dos caminos que había, porque por mucho que haya avanzado la tecnología, ya desde los tiempos de Hamlet todo se reduce siempre a dos caminos: ser o no ser, estar o no estar. Podía dar media vuelta, no seguir adelante con el blog y dejar todas mis ideas y experiencias dentro de mi cabeza para siempre sin permitir que nadie las conozca….o podía confiar, dejar que todo eso fuera saliendo y compartir lo que escribo, lo que fotografío y lo que hago, con todo el mundo  literalmente. Y como veis, ganó el SER y el ESTAR. Una amiga me habló entonces del toque egocéntrico que había en todo esto, y le estuve dando vueltas hasta que llegué a la conclusión de que no era exactamente ego o querer ser protagonista, era nada más y nada menos que querer estar, más allá del tiempo que pase y más allá de todo. Es el “plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo” de la era de la tecnología: permanecer.
 
 

Por todo este rollo que os he soltado, fue todo un placer y toda una fuente de inspiración haber podido escuchar el pasado Jueves a la periodista Raquel Sánchez Silva en su ponencia “Comunicar o desaparecer” en la Cámara de Comercio de Sevilla. Sus palabras, acerca de la importancia de ser realmente uno mismo en todas aquellas situaciones que nos encontremos, que hagamos y que , en resumen,  comuniquemos,  son las que me han servido para mirar dentro de mí y ver que yo soy una de esas personas que definitivamente, no quieren “desaparecer”.

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