sábado, 27 de enero de 2018

Perros Viejos



   Ya había estado allí antes. Hace unos años, cuando escribía en este mi blog con mucha más regularidad que ahora. Cuando iba de restaurante en restaurante, para contaros luego por aquí todas mis foodie-aventuras, y bajo la regla de no repetir nunca ningún sitio.

Pero aquella noche no estaba allí “trabajando” para el blog.

Y a partir de aquí iba a soltaros un rollo increíble, con un montón de metáforas, de dobles sentidos, de imprecisiones, que ya no entendía ni yo misma cuando lo releía. Pero esta mañana la claridad para escribir ha vuelto a mi cabeza, y he podido rentabilizar eso de despertarme a las cinco de la mañana y ya no poder volver a dormir. Circula mucho por las redes sociales un dicho que habla sobre las explicaciones, y que dice algo así como que tus amigos no las necesitan, tus enemigos no las creen y los tontos no las entienden. Damas y caballeros, niños y niñas, lo que sigue a continuación es cosa mía.

Soy una chica de mariposas fáciles en el estómago cuando hay algo por ahí que me gusta. Soy de cantar canciones de Disney por los pasillos. Soy de estremecerme y sonrojarme cuando un recuerdo vuelve a mi cabeza al nivel de revivirlo casi por completo. Soy de llevar todo el día sintonizada en la cabeza mi propia voz en off:  a veces hace de ángel bueno, otras de ángel malo, otras de unicornio, otras de Carrie Bradshaw y otras veces hace de Bridget Jones. Me siento felíz a rabiar cuando las cosas van bien, y lloro cuando se tuercen. Soy de montarme castillos (de princesa) en el aire y películas en la cabeza cuando voy andando por la calle un Viernes por la noche a cenar a un restaurante.

Porque si no vivo las cosas así, no os voy a engañar, las cosas no tienen sentido para mí. Luego en otras ocasiones pasaré “vergüenza”, pero me sigue mereciendo la pena.

Hace unos meses les pregunté a mis amigos a través de Facebook si preferían una primera cita o una entrevista de trabajo. ¡Y os podréis imaginar la disparidad de respuestas que tuve! Según la vida y experiencias de cada cual que me escribía. En cuanto a mí, hice una pequeña reflexión acerca de que eran centenares la cantidad de entrevistas que había hecho en total en ambas direcciones, es lo tiene trabajar en recursos humanos, pero que ahora estaba a punto de sentarme con los del otro lado.

Tan mayor como me siento cuando me levanto por las mañanas, tantas personas que han pasado por mi vida, tantas historias de todos los tipos y para distintos tipos de público, tantas cosas buenas y malas que me han ocurrido sin remedio… Y ahí estaba yo, con mil páginas escritas, y descubriendo de repente que la más importante estaba aún en blanco. Un recruiter experimentado que me viera aquella noche diría que me gustan los retos, pero la sensación era la de estar a punto de empezar un exámen que quieres aprobar sin haber podido estudiar, y la amiga malota de la clase sólo te dice que te presentes, porque total no pierdes nada.

¿Estáis pensando en el programa de televisión First Dates? Si no, seguro que yo pensé por todos vosotros. Pensaba sobre todo en cómo se han cargado que dos casi desconocidos se sienten tranquilamente en un restaurante, pongamos que fuera Perro Viejo en Sevilla, sin que la chica con voz en off se diga a sí misma cosas como: Se han dado cuenta, saben que esto es una cita, saben que ese chico que está ahí enfrente no es ni mi primo, ni mi hermano, ni siquiera un amigo. Porque los amigos se conocen,  los amigos hay preguntas que no se hacen durante una cena…. porque ya las saben…

 Acaban siendo los yo también, y sobre todo los yo tampoco, los que consiguen que toda la situación se transforme, allí en medio en medio de un montón de gente que son unos absolutos desconocidos, que han salido una noche a cenar con su pandilla de amigos o con su familia y que no se están enterando de nada. Que hacen de fondo de decorado como sucede en las películas. Porque si no sentimos por una noche que nuestra vida puede ser como una película, como una serie de televisión, como un videojuego… Amigos míos, ¿Qué estamos haciendo aquí?

Aunque el post hable principalmente de mí y mi voz en off suene infinita, estoy segura de que a los chicos de Perro Viejo les encantará saber que en su restaurante la comida rica se entremezcla con estas historias que rozan lo cinematográfico, lo azaroso y lo  mágico a partes iguales.

Si no, no estaría de vuelta cenando esta noche aquí ;)







Que sea una ensalada César, cómo dice Dani Rovira en uno de sus monólogos más geniales. Con mucho pollo y mucho queso y la salsa justa. Y no empalagaba, era una delicia.







 ¿ Y para continuar? Entrecot de ternera poco hecha, absolutamente pensado para los que jamás de los jamases comemos carne poco hecha. Un plato maravilloso con una curiosa cama de puré de patatas.


¿Y esto?


El mejor postre que yo haya probado, posiblemente.



Torrija de brioche, el postre estrella de la casa. No os lo podría describir, vais a tener que ir.








Perro viejo

Dirección: Calle Arguijo, 3, 41003 Sevilla
Teléfono: 955 44 00 30
Menú: equipompuntor.com










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